Es fundamental cuando aparecen signos, “sospechas” en el desarrollo evolutivo de un niño, poner atención a cada una de esas conductas. Es importante observar señales que permitan la identificación temprana del autismo y comenzar con el proceso de evaluación asistiendo a Neurólogo y equipo de especialistas que puedan realizar evaluaciones específicas. De esta manera, a través de una evaluación multidisciplinaria se podrá establecer el perfil de desarrollo y las necesidades que requieren tanto el niño como su familia.
Las edades más significativas, para hacer un seguimiento más cuidadoso, según la Asociación Americana de Pediatría, son los 9, 18 y 24 meses (etapas evolutivas en las que aparece el registro claro de “Yo- no Yo”, la marcha y la comunicación, pre-requisitos fundamentales para el desarrollo de la interacción social). A partir de esto, podemos puntualizar algunas claves que configuran buenas prácticas en caso de TEA:
- Ante la complejidad del cuadro se necesita una mirada interdisciplinaria y un trabajo colaborativo en equipo que tenga en cuenta no solo las dificultades sino también las posibilidades, el potencial y las fortalezas de cada niño o niña.
- La detección y la intervención temprana mejoran el pronóstico.
- Los programas de tratamiento deben apuntar a los aprendizajes funcionales, la autonomía, la autodeterminación y la inclusión educativa y social.
- Es fundamental compartir los objetivos de tratamiento, las orientaciones y las inquietudes con las familias.
- Atender a las diferencias supone no negar la diversidad en los TEA; por eso hablamos de “autismos” y consideramos que la intervención no debe centrarse en programas sino en las personas y su singularidad, privilegiando así la planificación centrada en la persona y sus posibilidades de aprendizaje y desarrollo.
Sin duda, es un proceso que requiere de apoyo y paciencia, es un proceso largo y a través del paso del tiempo se manifiestan conductas en los niños con TEA de patrones atípicos más evidentes, sobre todo en áreas como la comunicación y el lenguaje, la interacción social, y los patrones de conducta e interés restringidos.es aquí donde radica la importancia del diagnóstico e intervención temprana
Durante el proceso muchos padres podrán sentirse identificados con algunos de estos temas:
- Un diagnostico inadecuado o tardío
- Una transición difícil en la etapa escolar.
- Un apoyo escolar inadecuado
- Falta de conocimiento del autismo en el cuerpo docente.
- Pocas oportunidades de empleo e inclusión.
Es por eso, que nuestra tarea fundamental como terapeutas, educadores, acompañantes, es brindar herramientas adecuadas que aseguren la mejor calidad de vida al niño y su familia tomando en cuenta, y como punto de partida que… “SI EL NIÑO NO APRENDE COMO YO LE ENSEÑO, YO LE ENSEÑO COMO EL APRENDE”… (O. I. LOVAAS)